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Clásicos siempre vigentes


Saint Laurent / SS21

Creo que todas vamos a coincidir en que si bien la moda es lúdica, osada, cambiante y a veces demasiado extrema (respecto de algunas tendencias que así como llegan luego desaparecen sin dejar rastro), siempre hay una vuelta a los clásicos. Aquellas prendas eternas como, por ejemplo, la camisa blanca, el blazer entallado y el pantalón recto nunca dejan de estar en nuestra lista de preferidos durante todo el año, más allá de que además esté de moda usar volados en las mangas, accesorios con flecos o colores estridentes. La magia de los clásicos reside en que pueden resistir tranquilamente el paso del tiempo ya que se adaptan a siluetas varias y situaciones ídem; y además tienen la particularidad de combinar bien con lo que sea que se esté usando.

En lo particular, siento que cuando baja la temperatura es cuando mejor se lucen estos comodines sin fecha de vencimiento ya que el calor suele nublar nuestras ideas y en días como los actuales, sólo pensamos en ojotas, musculosas holgadas y piernas al viento. Pero cuando hace su aparición el sofisticado fresquete (!), es ahí donde se destacan las combinaciones de camisas y sacos, de mocasines y abrigos y de neutros + accesorios dorados (o plateados, los que más les guste). Colores como el camel, el negro, las distintas gamas de grises y el bordó saben como imprimirle una huella inolvidable a nuestro andar cotidiano; y mucho más si son los encargados de teñir los looks que armemos en función de esas prendas que nunca pierden vigencia.

"I wish you were here" es el nombre de la colección

Más allá de que se trata del desfile de la temporada Verano 2021, Saint Laurent me dejó sin palabras cuando vi la nueva colección circular por una pasarela literalmente desértica. Aunque todo fue pensado para el verano, no pude contener mi alegría al ver que la mirada sesentosa del gran Yves volvía a hacerse presente en el siglo XXI. Sirve de inspiración para el clima que quieran y para el momento que mejor les parezca pero lo más interesante es que dota de relevancia a los clásicos que están -y estarán- siempre vigentes.

A continuación, una selección de varios favoritos para agendar y reformular con lo que tenemos en casa o aprovechando compras inteligentes, esas que dotan a nuestro placard de un buen stock de básicos chic y combinables entre sí.









¿Listas para el revival de los clásicos? Click acá para ver el desfile completo.
¡Buen comienzo de semana!

Back to basics

COS

Si hay algo claro que marcó la pandemia de Coronavirus (entre varias cosas, por supuesto) fue la obligación que tuvimos de empezar a mirar hacia dentro. Nos encontramos con rutinas cotidianas de 24 horas en casa y todos esos detalles que solíamos dejar pasar cuando volvíamos luego de estar 10 horas afuera (el tacho de basura deteriorado, las pantuflas viejas, la necesidad de reemplazar la sartén, etc.) empezaron a sonar fuerte en nuestra cabeza. Así fue como comenzamos a hacer pequeñas modificaciones en el espacio y, en algunos casos, también nos embarcamos en varias reformas. Este "mirar hacia dentro" no sólo hizo foco en nuestro hogar sino en nuestro interior. Nos vimos compelidas a pensar cosas que teníamos postergadas, a replantearnos aspectos de nuestra vida vinculados al trabajo, a los estudios o a las relaciones; y en definitiva, tuvimos la ardua tarea de estar con nosotras mismas, todo el tiempo, todos los días. 

Además de los cambios hogareños y los razonamientos varios, nuestro guardarropas fue víctima de la mirada incisiva. ¿Por qué tengo tantas bombachas apretadas y ninguna relativamente cómoda?, ¿cómo puede ser que todos los jeans sean chupín y no cuente con uno recto, más suelto y flojo?, ¿es necesario que todas mis remeras tengan estampas y no tenga alguna perdida de un sólo color?, ¿realmente uso todos estos zapatos con taco? Preguntas como estas hay por miles pero todas vuelven a un mismo factor común: la comodidad. Y ese poder sentirnos cómodas también buscó la simpleza de los colores neutros, la suavidad del algodón, la liviandad del lino y la practicidad de las zapatillas.

Con el correr de las semanas (y luego los meses), las marcas rápidamente comenzaron a aprovechar la frase "quedate en casa" para virar toda su comunicación a un estilo de vida puertas adentro. Lookbooks en livings, influencers en su cotidianeidad luciendo prendas sueltas y relajadas, micro colecciones con el morley y el algodón como estrellas, variedad de pijamas, pantuflas y zapatillas a disposición. Hay que reconocerles que se movieron rápido (quizás no pasó los mismo con la logística de los envíos) y que nosotras caímos -también rápido- en la "necesidad" de renovar todo nuestro placard.

Durante este largo período de encierro, Instagram fue y sigue siendo la herramienta más completa para conocer marcas nuevas. A favor de ellas, el estar impedidos de salir no hizo necesaria la instalación de un local así que sólo bastaba con tener las prendas, un servicio de correo y la chance de poder pagar con tarjeta o transferencia. Desde ese lugar quizás se pueda decir que la pandemia ayudó a algunos emprendedores en el crecimiento de su negocio pero, claro está, siempre y cuando respondieran a necesidades muy actuales y también muy volátiles (creo que desde abril hasta la fecha cambiamos nuestros gustos y hábitos de consumo más de una vez). 

Aprovechando el tiempo libre recopilé para ustedes una selección de marcas que ofrecen una visión de la moda desde la simpleza y la comodidad. Sean bienvenidas a compartir otras que acá no aparecen para ampliar el listado y contar con mayor variedad a la hora de elegir.

ABC Not Found

bäs

Bestia

BLUE SHEEP

FLUSS

Lena Martorello

Maria Pensel

Movius

REAL


Un punto en contra en algunas de estas marcas son los talles ya que suelen recurrir al talle único. Por más que muchas prendas se ven amplias, el comprar online tiene la dificultad de no poder probar y si las medidas no corresponden o, peor aún, no están disponibles, entonces mejor buscar otra cosa. Al margen de ello, van a ver que en cada una hay una buena variedad de productos y salvo un par, los precios son amables con la billetera.

La pregunta del millón es si este estilo tan despojado seguirá vigente cuando volvamos al trajín del día a día, ese que conocíamos hasta mediados de marzo de este año. Estamos tan acostumbradas a adornarnos, a caer en ropa incómoda con tal de lucir bien, a terminar la jornada con los pies apretados y el elástico del corpiño clavado en la espalda, que no sé si será otra moda pasajera o definitivamente podremos encontrar un equilibro con estilo entre lo cómodo y lo simple. ¿Ustedes qué piensan?

¡Felices Fiestas y nos leemos la semana que viene!

El traje masculino busca reinventarse


En este largo tiempo que llevo fuera de la vorágine blogger de las tendencias y lo que "está de moda", no sólo aprendí a relajarme más a la hora de vestir sino que he visto con gran admiración como el resto también lo hace. Este relajo no tiene nada que ver con adoptar el jogging como prenda preferida, nunca estaré más lejos de ello; se trata más bien de ver con buenos ojos el poder lúdico que expresa hoy la moda, escapándole a rigideces y probando nuevos textiles, colores, formatos y estampas.

La tan popular frase "democratización de la moda" que venimos escuchando hace años vinculada al auge y esplendor del fast fashion, actualmente también se puede adoptar a la experimentación de combinaciones y formas como una manera de ponernos lo que nos gusta y no tener que dar explicaciones por ello. En este territorio, las mujeres solemos ser las más privilegiadas ya que estamos comúnmente asociadas a la moda, al gusto por sumar tendencias (a veces todas juntas), a la prerrogativa de hacer uso de todos los colores que se nos ocurran y a la constante búsqueda de nuestro estilo a través de los años. Pero, ¿qué pasa con los hombres? Lo cierto es que no hace mucho tiempo que se han animado a salir de los colores tradicionales (beige, azul, blanco, celeste) así como a usar cortes de pantalones, por ejemplo, que no necesariamente son rectos. Esto tiene que ver con un proceso cultural que, entre otras cosas, se generó gracias a la aceptación de las minorías. Recuerdo que en mi adolescencia, si un hombre usaba rosa o un pantalón ajustado, se lo tildaba de "carolo" (muy moderno mi adjetivo, lo sé) y eso no sólo era dañino para el que quería ser irreverente con la moda sino, y principalmente, para aquel que gustaba de otros hombres y se sentía constantemente señalado y discriminado. ¿A quién le importa la orientación sexual del otro? Nada más rancio que tildar a alguien por algo que tiene que ver con su identidad y su privacidad.

Que esta estigmatización esté cada vez más extinguida le ha abierto una puerta grande a la moda masculina (desde ya que la importancia no radica en la moda pero este es el tema que nos compete) y ya nadie ve como extraño que se usen jeans de colores, ultra ajustados, camisas estampadas, combinaciones jugadas y ciertos detalles en las prendas que invitan a llamar la atención. Como ejemplo de esto último, estoy encantada con las innovaciones de Dior, Louis Vuitton y Haider Ackermann, entre otros, que han sabido incluir guiños innovadores en los clásicos looks masculinos. Si bien mi hombre ideal en materia de buen vestir siempre será el elegante Don Draper de la serie Mad Men, sería ridículo no estar atenta a esta nueva forma de presentar al hombre de traje en pleno siglo XXI. Conozco a varios que me van a decir que "eso que tiene puesto es cualquier cosa" (¡hola, Diego!) pero si nosotras tanto hemos jugado con la moda durante todo este tiempo, ¿no es hora de que ellos también lo hagan?

El #DiorModernTailoring en la piel de Robert Pattinson

Nicholas Hoult, también enfundado en Dior
Timothée Chalamet en Haider Ackermann (y ese dobladillo desprolijo con botas que causó revuelo)

De nuevo Timothée pero esta vez con arnés de Louis Vuitton diseñado por Virgil Abloh

Figuritas repetidas: Nicholas Hoult y Dior. Las zapatillas como eje de la dupla formal/informal no pueden faltar

¿Y ustedes qué opinan?, ¿se quedan con el caballero tradicional o gustan de estos trajes reformulados y accesorios llamativos? En casa convivo con alguien muy tradicional que al conocerme no salía del beige y hoy luce pantalones verdes, entre otras novedades. No me llevo el crédito por ello pero... 😉

La vida en semanas

Hace 38 semanas que hago home office en mis dos trabajos. 

Llevo 30 semanas embarazada.

Estamos a 4 semanas de chocar copas (tanto por las Fiestas como por mi cumpleaños).

Falta (ojalá) una semana para que terminen su labor los pintores en casa.

2020 es un año que, en mi caso, decidió medirse en semanas y sí que me ha resultado raro pensar un calendario completo de esa forma ya que siempre estuve acostumbrada al día a día, a planificar cada jornada y a sentir que siempre faltaba mucho para tal o cual cosa que esperaba con ansias. Lo extraño de este año es que el calendario se volvió una especie de idea surrealista: cada día se parece al anterior y el tiempo pasa con una velocidad nunca antes vista.

En lo particular, el mundialmente olvidable 2020 a mí me ha traído uno de los mejores momentos de mi vida porque, si bien la idea de quedar embarazada estaba hace un tiempo, dentro de este escenario desconocido se hizo presente la llegada de nuestro bebé. Así que, y espero se me permita el comentario, a pesar de todo este año es maravilloso. 

Aprovechando el vendaval de rarezas que me/nos rodea, pensé: "¿y si vuelvo al blog?". Sé que es diciembre y que el timing no es el ideal para ponerme a escribir con periodicidad pero, ¿por qué no? Bien podría haberme puesto las pilas en abril, cuando estábamos todos adheridos a computadoras y celulares buscando las mil y un formas de entretenernos; pero no fue así y las ganas surgieron ahora.

Por desgracia no puedo asegurar continuidad: el paso de los años me regaló una virtud que a la vez es defecto y no gusto de armarme rutinas obligatorias. A pesar de eso, sepan que hoy tengo ganas de compartir con quién sea que esté dispuesto a leerme así que, por lo pronto, acá estaré con posteos de todo tipo. Este vestidor virtual ha pasado por muchos cambios pero siempre mantuvo su idea originaria. Ya sea en forma de compras y ropa (allá por 2010), de salidas y tragos o ahora, entre la maternidad, los 40 y pico y la mar en coche, mientras exista un ida y vuelta y aprovechemos este espacio para compartir, relajar y opinar, entonces el blog tendrá sus puertas abiertas.

Y hablando de feedback e intercambio de experiencias, ¿qué tiene o tuvo a favor 2020? Más allá de todo lo negativo que fue mucho, ¿hay algo que rescatan? Por acá termino estas palabras con 7 meses de un Porotito mágico dentro mío ♥

Cuando el lookbook te saca las ganas de comprar

Lookbook Portsaid AW20

Una de mis actividades preferidas al comienzo de cada temporada es entrar a los lookbooks de cada marca y ver, prenda por prenda, qué es lo que proponen para los meses venideros. Además de hacerme una idea general de lo que estará de moda en materia de colores, tipologías y géneros, también aprovecho para agendar favoritos y ver en detalle la ropa. Las campañas también me gustan pero las considero poco confiables porque están adornadas con el contexto de la foto, los rasgos de la modelo, la edición y también la decisión -de la productora de moda- de combinar unas prendas con otras. En cambio, en el lookbook es todo un poco más "crudo" y neutro y depende de nosotras visualizarnos con algo y adaptarlo mentalmente a nuestro cuerpo y a nuestro estilo.

Lookbook CHER. AW20

Hace tiempo ya que los lookbooks se modernizaron. Se han incorporado elementos en la foto (muebles y columnas), contrastes de colores entre el piso y la pared; se han dinamizado las fotos al subirlas como micro videos de la prenda en movimiento y se ha jugado con los tamaños de las fotos siendo algunas más grandes que otras. Por ejemplo, en páginas como ASOS tenemos la chance de ver un video en movimiento y a nivel local, Jazmín Chebar utiliza la Realidad Aumentada (RA) para mostrarnos un pantallazo 360° de la ropa.
Quizás el lookbook parece un terreno aburrido para generar identidad de marca pero para mí es todo lo contrario ya que una vez que vimos cuál es el leit motiv de la temporada, tenemos la necesidad de ir derechito a la parte donde se nos muestra cómo está integrada la colección. Es igual a ver ropa en una revista de moda y después chusmearla en la tienda: claramente no se ve igual y desde ya que tenemos que comprobar si nos identificamos con ella o no.

Anoche descubrí que la nueva colección de VER estaba en la web e inmediatamente fui a ver las novedades ya que se trata de una marca que me ayuda con básicos para el día a día, sobre todo en materia de saquitos de entretiempo y remeras mangas 3/4. De primeras me gustó la página de inicio porque continúan reforzando el concepto de "mujer real" y eso se agradece. Al final del día preferimos ver cómo le queda la ropa a una amiga más que a una modelo, no? La identificación es más simple y también más rápida.

Parte de la portada de la web de VER (colección AW20)

El problema fue cuando entré al lookbook porque después de un par de fotos lo único que se me vino a la cabeza fue "¿en qué estaban pensando?". Voy a aclarar algo: mi queja no está en las mujeres de las fotos sino en aquellos que tenían que cuidar los detalles porque, más allá del concepto/pilar de la marca, todas queremos ser nuestra mejor versión y lo que vamos a buscar son fotos profesionales (salvo que se aclare lo contrario. Por ejemplo: "este lookbook fue fotografiado por sus protagonistas como forma de ser aún más reales"). Y si nos salimos del rol de cliente y nos metemos en el rol de marca, vender es nuestro objetivo final SIEMPRE así que todo suma -o resta- en ese camino.

1. ¿Está aburrida?
2. ¿Por qué tiene el pelo en la boca?
3. ¿La despertamos?

1. Entiendo que es la sombra pero ¿no parece transpirada?
2. ¿Por qué no se le ve la cara?
3. ¿Está enojada?

Tres casos de prendas que no se entienden.
En las fotos 1 y 3 se nota que la camisa no es el talle de la modelo. Ella parece petite y, si lo es, esas camisas tan grandes hacen que se pierda adentro.
El caso 2, ¿no da la impresión de que es un mono? Pues no, es una camisa.

Si revisan el lookbook van a encontrar más ejemplos como fotos con los ojos cerrados (y no deliberadamente), talles que no van o peinados que no ayudan. Insisto en que la crítica va directo al estilismo de las fotos y no a las mujeres que están en ellas. Es obvio que no son modelos -al menos la mayoría- pero para eso hay todo un equipo que se ocupa de prepararlas, arreglarlas y, en última instancia, elegir las mejores 4 fotos de las cientos que les deben haber sacado.
Ojo, quizás la maniática soy yo, es una posibilidad; pero lo que me da bronca en realidad es que estando tan presente y siendo tan fuerte la presencia del comercio online, ¿cómo puede ser que no se cuiden ciertos detalles? ¿a ustedes les importa o les da lo mismo?
Para mi el lookbook debe inspirar tanto como las fotos de campaña. Actualmente la compra es más racional que impulsiva así que todo lo que pase por nuestros ojos tiene que ser atractivo. Si además tenemos presente el tema de los precios (blazers 100% poliester a $6000, por ejemplo), con mayor razón quiero una web que me muestre todo lo mejor... y más. Vender una historia es el puntapié inicial para que hoy retengamos a una marca en nuestra cabeza así que si vamos a abrir la billetera y cargar los números de la tarjeta de crédito, entonces es justo pretender que exista un todo armónico y no por partes. 

¿Cómo compran hoy?
¿Qué los atrae y qué los aleja?

¡Buena semana corta! ☼

Zara y sus novedades para Argentina



Cada vez que estoy por viajar hago un research de lo que me gustaría comprarme una vez que llegue a destino. Es algo que disfruto porque las vacaciones implican muchas cosas y salir de shopping encabeza mi Top 3 de actividades preferidas. 
El proceso es siempre el mismo: un par de meses antes me bajo las aplicaciones de las marcas que me gustan y voy revisando qué hay de nuevo, qué es lo que probablemente encuentre en rebaja y cuáles son las tendencias que se repiten como para saber comprar algún que otro ítem que vaya a estar de moda esa temporada. Hago capturas de pantalla, armo carpetas según cada marca, comparo precios y agendo direcciones en base a dónde voy a estar alojada. Un pasatiempo hecho y derecho.

Como ayer fue un domingo de esos a pura fiaca (un poco porque el sábado estuvo movido y otro poco porque el clima no se decidía entre calor hostigante y tormenta eléctrica), bajé la app de Zara a mi celular y lo primero que me sorprendió es que se loggeó directamente a Zara Argentina. Si ustedes son seguidores de la marca seguro sabrán que esa opción nunca había estado disponible. Lo más cercano en la región era Zara Chile y ahí podíamos tener una idea de qué prendas iban a verse en nuestros locales; pero parece que el romance online entre Zara y nuestro país ya comenzó y hoy tenemos la opción de ver todo lo que se está vendiendo y en pesos.



Tanto la app como la web son fáciles de usar y a nuestro favor contamos con varios filtros, entre ellos el precio de las prendas. Una buena forma de buscar qué regalarnos pero cuidando el presupuesto con el que contamos.

Me lo compré la semana pasada ♥

Como estaba tan sorprendida por la novedad no presté atención a la pantalla principal. En la web es la foto que encabeza este post y en el celular es la siguiente:



¿Shop Online coming soon? ¡Me caigo y me levanto! Finalmente Argentina contará con shop online lo que beneficiará al resto del país porque ahora tendrán la oportunidad de acceder a las colecciones de la marca desde la comodidad de casa y en un par de clicks.
Esto responde al plan de ampliación de ventas que Inditex (dueña de Zara, entre otras marcas) presentó a fines de 2018 con el objetivo de que todas las marcas del grupo se puedan comercializar online, más allá de que se cuente con tienda física en cada país. La novedad responde al futuro del retail ya que cada vez menos se irá a la tienda de compras y probablemente sólo lo hagamos para probar como nos queda la ropa y luego terminar de decidir en casa, con el celular en mano o la notebook sobre la cama. Por estos pagos nos cuesta pensar en ese tipo de modalidad de comercio porque el hecho de "salir de compras" es un paseo culturalmente instalado pero es necesario ir cambiando nuestra mentalidad por varias razones: primero que nada, la comodidad; luego el hecho de que las tiendas físicas implican demasiados gastos que no se podrían sostener si la gente deja de visitarlas; y finalmente por una cuestión ecológica ya que se ahorraría en energía así como en agua. Suena raro quizás pero hacia eso tendemos.

Volviendo a las novedades de Zara, revisando la app me encontré con otro detalle que llamó mi atención: nos podemos suscribir a un newsletter. Probablemente ustedes me dirán que no es la gran cosa, que todas las marcas lo tienen; pero la relación de Zara con Argentina ha sido bastante extraña y siempre nos sentimos un poco atrasados respecto a otros países. Es por ello que el newsletter refuerza los lazos con sus clientes al presentarles novedades de la marca cada semana. Obvio que ya me suscribí.



Finalmente otra joyita para tener en cuenta: la gift card. Aunque esto estará verde hasta que el shop online se concrete va a ser un golazo cuando no sepamos qué regalar o no sepan qué comprarnos. 

Vean lo verde que está que cuando quise saber cómo adquirir la gift card me tiró unas frases en código que no se entienden.


Volviendo al tema de mi próximo viaje estuve comparando precios para ver si conviene comprar acá o afuera. Para eso usé un par de zapatillas como ejemplo y calculé dos tipo de dólar (¡qué moplo es eso!): el dólar turista que suma un 30% de recargo si compramos con tarjeta y el dólar oficial que sólo sirve si vamos con los billetes.
A continuación las zapatillas tanto en Argentina como en Estados Unidos:

Zara Argentina: lo único que se especifica es el precio.

Zara Estados Unidos: como acá sí funciona el shop online, vemos precio, talles, disponibilidad en tiendas y recargos por envío.


Y ahora la cuenta de dólares a pesos:

El primero es el dólar turista, el segundo el oficial y al tercero lo llamo "dólar Zara" porque es el que más se acerca al precio en pesos que se muestra en la web. 

Queda claro que si viajamos y pagamos con tarjeta, las zapatillas salen casi $1000 más; en cambio, si pagamos con dólares billete ahorramos sólo $325. Conclusión: conviene comprarlas acá y más aún teniendo en cuenta que desde enero volvieron las 3 cuotas sin interés con Visa y Mastercard de todos los bancos, de lunes a domingo y para todos los productos de la tienda, sean o no de fabricación argentina.

Algunas de mis últimas compras no están en la web (un blazer celeste en sale, un pantalón de vestir color verde oliva, una camisa de lino color crudo, un vestido negro a la rodilla) pero sí encontré el vestido que está más arriba y unos saquitos de hilo super livianos que son ideales para usar todo el año. No me aguanté y compré dos porque son un comodín y blablabla (excusas infinitas).




Espero que este post les haya gustado y estén pensando en lo que se van a regalar. Los precios subieron, eso es una realidad, pero respecto a muchas prendas del día a día Zara sigue siendo conveniente tanto por el diseño como por la calidad. Bueno, soy fan así que mi visión es bastante subjetiva pero estoy segura que más allá de si aman o no a la marca, algo de cada colección les va a gustar. 
¡Que tengan una gran jornada!

El ocio con fecha de vencimiento



Estar en la ciudad durante enero es algo inesperado. Hace varios años que elegimos este mes para viajar pero 2020 nos encontró con Diego cambiando de trabajo y la imposibilidad de usar días para movernos hacia algún destino. Aunque las vacaciones en Modo Turista son ideales, reconozco que pasar tiempo en casa, tranquila, con Mini y evitando el subte + el calor veraniego es un gran plan. El único problema es que mi mente está programada para calcular "lo que se viene" y eso le juega en contra a la idea de relax. Bueno, no es que ando estresada sufriendo con la rapidez con la que el mes pasa (¡ya estamos en la segunda quincena!) pero lo pienso y eso repercute en varias actividades de mi día a día. Una de ellas es con la que siempre sueño cuando la rutina me agobia: tiempo para mirar series. 

Empiezo con una. Son 10 episodios, 50 minutos cada uno, tres temporadas. Por Dios, si me dedico a verla pierdo horas para ver otra cosa. OK, veo los dos primeros episodios y la dejo para después.

Otra elección. Esta tenía una pinta tremenda (el trailer me había encantado). Empiezo. Menos mal que son sólo 8 episodios y termina. Una hora por episodio. ¿Por qué es tan lento el primero?, ¿se pondrá buena después? Fiaca de seguir. Pausa. Agarro el celular y veo Instagram.

¡Esta parece buenísima! Tres episodios, casi una hora cada uno. Veo el primero completo, está bueno. Hablo con un amigo, le cuento que la estoy viendo y me dice que el segundo episodio es un moplo y que el tercero ni lo va a ver porque leyó por ahí que era malísimo. Nada más que decir, Señor Juez: esta serie quedará para otro momento.

Y así con casi todas las series que pasan por mi click. Estuve pensando cuál es el problema y claro, soy yo. Como estoy pendiente de los días que me quedan de ocio extremo, quiero hacer buen uso de todas esas horas y si me la paso viendo programas largos o aparentemente aburridos, voy a perderme las vacaciones. Ya sé lo que me van a decir y sepan que a veces soy mi mejor psicóloga: tanto pensar en lo que viene y en lo que se va le quita atención a lo que está pasando. Bueno, este post es como una catarsis virtual para leerme cada tanto y reflexionar... quizás.

A pesar de esta locura de hacer play, pausa y stop en menos de media hora sí hubo algunas series que me atraparon desde el minuto cero y por las que dedicaría todo mi tiempo libre a ver temporadas infinitas.

Fleabag. Me encantó y quedé plop cuando terminó la segunda temporada y leí que era el fin de la serie, que así lo quiso su autora (y actriz principal). En esta temporada de premiaciones se está llevando todo y lo bien que hace porque es genial. Los episodios duran alrededor de 30 minutos, la protagonista nos habla (mira a la cámara constantemente contándonos algo o simplemente poniendo caras según la circunstancia) y todos los personajes que acompañan son excelentes. Como plus es inglesa y hay que reconocer que el humor inglés parece menos ficticio que el norteamericano.

You. Con una tercera temporada confirmada para 2021, el encanto de este asesino serial da para más. Acá también está el recurso de hablar con nosotros (más bien habla consigo mismo) pero esta vez como voz en off del protagonista. Al actor probablemente lo reconozcan ya que era uno de los principales en una serie que, para variar, empecé y jamás terminé: Gossip Girl.

Modern Love. Las historias de amor en formato individual me pueden; algo así como Love Actually en versión serie. Son 9 episodios con algunos muy conmovedores y con un guiño final que le suma puntos. Se trata de todas historias diferentes vinculadas al afecto, el romance y los vínculos y parece que habrá segunda temporada así que mejor imposible.

The Outsider. Empezó la semana pasada y HBO transmite un episodio cada domingo lo cual es peor para mi ansiedad porque lo que vi está tremendo y quisiera poder terminar con la historia de un tirón. Jason Bateman actúa y dirige episodios y todo salió de la cabeza del prolífico Stephen King que, como bien sabemos, tiene tanto buenas como malas adaptaciones. Pero esta serie tiene toda la pinta de ser un hit por lo que se las recomiendo.

Como buena fanática de ver películas y series tengo varios servicios de streaming y esto se los aclaro porque hay dos recomendaciones que le pertenecen a Amazon Prime Video. Me suscribí hace unos 5 meses y me gusta la oferta que tiene, sobre todo de producciones propias y de películas ochentosas. Si quieren estrenos recientes les recomiendo HBO GO que además tiene series buenísimas como True Detective, Game of Thrones, Watchmen (es un delirio pero está muy bien hecha), The Leftovers y Big Little Lies, entre otras. Volviendo a Prime Video, les cuento que pueden suscribirse por un mes gratis y luego, si mal no recuerdo, se pagan aproximadamente $250 mensuales.

Y ahora viene el momento donde les pido ayuda. A continuación va el detalle de varias series que empecé a ver y nunca seguí y otras que dicen que merecen la pena pero no sé si conviene empezarlas.

Las que empecé y están en pausa hace meses.

Bloodline. Confieso que acá mentí porque ayer volví a ver los dos primeros episodios pero la había empezado el año pasado. Como los spoilers me seducen, fui a buscar qué tal había terminado y todos se quejaban de que la tercera temporada era un chiste, que debería haber terminado en la primera. Eso me quitó pilas porque parece atrapante pero los episodios son de una hora y si el final es malo, ¿vale la pena seguir?

Dracula. Tres episodios, el primero bueno y el tercero parece que muy malo (es la serie a la que hice referencia al principio). Me gustó la estética y la actuación de algunos personajes pero este Dracula se torna medio inverosímil al llegar al cierre del episodio 1.

Good Omens. Es una comedia con buena crítica en la que un demonio y un ángel se unen para algo que tiene que ver con el Anticristo. Sí, vi el comienzo y no presté mucha atención porque zzzzzz.

Outlander. Pendiente eterno. Recuerdo que hace mil años hice un post similar a este y todos me recomendaban que viera esta serie pero no sé por qué pienso que es aburrida. Acabo de leer que la sexta temporada arranca en febrero... ¿es momento de empezar a verla?

Peaky Blinders. Vi el primer episodio en un avión y digo esto porque en los aviones no duermo y veo todo lo que tenga a mi alcance. A pesar de que era un vuelo largo, no pasé al segundo episodio. No me pareció mala pero tampoco me voló la peluca.

The Boys. La última joya de Amazon Prime Video. Mucha manija a esta historia de superheroes sin corazón de dulce de leche, más bien todo lo contrario. La segunda temporada está en el horno y por más que vi dos episodios no me terminó de conquistar. Es como que estoy esperando algo y nunca llega. ¿La vieron?


Las que parecen merecer que vea al menos el primer episodio.

The Marvelous Mrs. Maisel. No tengo la menor idea de qué trata pero gana premios y renueva temporadas así que entiendo que es buena... ¿lo es?

The Crown. Está en mi lista hace meses y no sé qué hacer con ella. Si vieron la última temporada sepan que Olivia Colman, quien hace de la reina, se luce en el personaje que tiene en Fleabag.

The Politician. Cero idea salvo que un joven quiere ser presidente (!) y hará todo lo posible para lograrlo. ¿La pegué?

The Witcher. La vendieron como la nueva Game of Thrones pero si está Henry Cavill para mí es mala: no sabe actuar.

Me quedan 15 días de vacaciones 100% ociosas y después sólo me conformaré con los fines de semana así que les pido que me den una mano con la elección de las series. Ojalá que alguna de mis recomendaciones les sirva como plan para un buen rato de relax y placer hogareño.
El tiempo es oro y en algunas cabezas, como la mía, ¡vuela!