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El ocio con fecha de vencimiento



Estar en la ciudad durante enero es algo inesperado. Hace varios años que elegimos este mes para viajar pero 2020 nos encontró con Diego cambiando de trabajo y la imposibilidad de usar días para movernos hacia algún destino. Aunque las vacaciones en Modo Turista son ideales, reconozco que pasar tiempo en casa, tranquila, con Mini y evitando el subte + el calor veraniego es un gran plan. El único problema es que mi mente está programada para calcular "lo que se viene" y eso le juega en contra a la idea de relax. Bueno, no es que ando estresada sufriendo con la rapidez con la que el mes pasa (¡ya estamos en la segunda quincena!) pero lo pienso y eso repercute en varias actividades de mi día a día. Una de ellas es con la que siempre sueño cuando la rutina me agobia: tiempo para mirar series. 

Empiezo con una. Son 10 episodios, 50 minutos cada uno, tres temporadas. Por Dios, si me dedico a verla pierdo horas para ver otra cosa. OK, veo los dos primeros episodios y la dejo para después.

Otra elección. Esta tenía una pinta tremenda (el trailer me había encantado). Empiezo. Menos mal que son sólo 8 episodios y termina. Una hora por episodio. ¿Por qué es tan lento el primero?, ¿se pondrá buena después? Fiaca de seguir. Pausa. Agarro el celular y veo Instagram.

¡Esta parece buenísima! Tres episodios, casi una hora cada uno. Veo el primero completo, está bueno. Hablo con un amigo, le cuento que la estoy viendo y me dice que el segundo episodio es un moplo y que el tercero ni lo va a ver porque leyó por ahí que era malísimo. Nada más que decir, Señor Juez: esta serie quedará para otro momento.

Y así con casi todas las series que pasan por mi click. Estuve pensando cuál es el problema y claro, soy yo. Como estoy pendiente de los días que me quedan de ocio extremo, quiero hacer buen uso de todas esas horas y si me la paso viendo programas largos o aparentemente aburridos, voy a perderme las vacaciones. Ya sé lo que me van a decir y sepan que a veces soy mi mejor psicóloga: tanto pensar en lo que viene y en lo que se va le quita atención a lo que está pasando. Bueno, este post es como una catarsis virtual para leerme cada tanto y reflexionar... quizás.

A pesar de esta locura de hacer play, pausa y stop en menos de media hora sí hubo algunas series que me atraparon desde el minuto cero y por las que dedicaría todo mi tiempo libre a ver temporadas infinitas.

Fleabag. Me encantó y quedé plop cuando terminó la segunda temporada y leí que era el fin de la serie, que así lo quiso su autora (y actriz principal). En esta temporada de premiaciones se está llevando todo y lo bien que hace porque es genial. Los episodios duran alrededor de 30 minutos, la protagonista nos habla (mira a la cámara constantemente contándonos algo o simplemente poniendo caras según la circunstancia) y todos los personajes que acompañan son excelentes. Como plus es inglesa y hay que reconocer que el humor inglés parece menos ficticio que el norteamericano.

You. Con una tercera temporada confirmada para 2021, el encanto de este asesino serial da para más. Acá también está el recurso de hablar con nosotros (más bien habla consigo mismo) pero esta vez como voz en off del protagonista. Al actor probablemente lo reconozcan ya que era uno de los principales en una serie que, para variar, empecé y jamás terminé: Gossip Girl.

Modern Love. Las historias de amor en formato individual me pueden; algo así como Love Actually en versión serie. Son 9 episodios con algunos muy conmovedores y con un guiño final que le suma puntos. Se trata de todas historias diferentes vinculadas al afecto, el romance y los vínculos y parece que habrá segunda temporada así que mejor imposible.

The Outsider. Empezó la semana pasada y HBO transmite un episodio cada domingo lo cual es peor para mi ansiedad porque lo que vi está tremendo y quisiera poder terminar con la historia de un tirón. Jason Bateman actúa y dirige episodios y todo salió de la cabeza del prolífico Stephen King que, como bien sabemos, tiene tanto buenas como malas adaptaciones. Pero esta serie tiene toda la pinta de ser un hit por lo que se las recomiendo.

Como buena fanática de ver películas y series tengo varios servicios de streaming y esto se los aclaro porque hay dos recomendaciones que le pertenecen a Amazon Prime Video. Me suscribí hace unos 5 meses y me gusta la oferta que tiene, sobre todo de producciones propias y de películas ochentosas. Si quieren estrenos recientes les recomiendo HBO GO que además tiene series buenísimas como True Detective, Game of Thrones, Watchmen (es un delirio pero está muy bien hecha), The Leftovers y Big Little Lies, entre otras. Volviendo a Prime Video, les cuento que pueden suscribirse por un mes gratis y luego, si mal no recuerdo, se pagan aproximadamente $250 mensuales.

Y ahora viene el momento donde les pido ayuda. A continuación va el detalle de varias series que empecé a ver y nunca seguí y otras que dicen que merecen la pena pero no sé si conviene empezarlas.

Las que empecé y están en pausa hace meses.

Bloodline. Confieso que acá mentí porque ayer volví a ver los dos primeros episodios pero la había empezado el año pasado. Como los spoilers me seducen, fui a buscar qué tal había terminado y todos se quejaban de que la tercera temporada era un chiste, que debería haber terminado en la primera. Eso me quitó pilas porque parece atrapante pero los episodios son de una hora y si el final es malo, ¿vale la pena seguir?

Dracula. Tres episodios, el primero bueno y el tercero parece que muy malo (es la serie a la que hice referencia al principio). Me gustó la estética y la actuación de algunos personajes pero este Dracula se torna medio inverosímil al llegar al cierre del episodio 1.

Good Omens. Es una comedia con buena crítica en la que un demonio y un ángel se unen para algo que tiene que ver con el Anticristo. Sí, vi el comienzo y no presté mucha atención porque zzzzzz.

Outlander. Pendiente eterno. Recuerdo que hace mil años hice un post similar a este y todos me recomendaban que viera esta serie pero no sé por qué pienso que es aburrida. Acabo de leer que la sexta temporada arranca en febrero... ¿es momento de empezar a verla?

Peaky Blinders. Vi el primer episodio en un avión y digo esto porque en los aviones no duermo y veo todo lo que tenga a mi alcance. A pesar de que era un vuelo largo, no pasé al segundo episodio. No me pareció mala pero tampoco me voló la peluca.

The Boys. La última joya de Amazon Prime Video. Mucha manija a esta historia de superheroes sin corazón de dulce de leche, más bien todo lo contrario. La segunda temporada está en el horno y por más que vi dos episodios no me terminó de conquistar. Es como que estoy esperando algo y nunca llega. ¿La vieron?


Las que parecen merecer que vea al menos el primer episodio.

The Marvelous Mrs. Maisel. No tengo la menor idea de qué trata pero gana premios y renueva temporadas así que entiendo que es buena... ¿lo es?

The Crown. Está en mi lista hace meses y no sé qué hacer con ella. Si vieron la última temporada sepan que Olivia Colman, quien hace de la reina, se luce en el personaje que tiene en Fleabag.

The Politician. Cero idea salvo que un joven quiere ser presidente (!) y hará todo lo posible para lograrlo. ¿La pegué?

The Witcher. La vendieron como la nueva Game of Thrones pero si está Henry Cavill para mí es mala: no sabe actuar.

Me quedan 15 días de vacaciones 100% ociosas y después sólo me conformaré con los fines de semana así que les pido que me den una mano con la elección de las series. Ojalá que alguna de mis recomendaciones les sirva como plan para un buen rato de relax y placer hogareño.
El tiempo es oro y en algunas cabezas, como la mía, ¡vuela!

Me fui para volver

Una de las tantas obras (bellas) de David Stenbeck

Las idas y vueltas de la vida son reales, no una frase hecha. Tengo varios ejemplos para hablar de esto pero el que me ubica nuevamente en este blog es el que quiero traer a colación.

Llevo alrededor de dos años dando vueltas sobre mi misma; algo así como estar en loop dentro de una etapa donde no voy ni para adelante ni para atrás. Mi día a día ha transcurrido en modo automático aunque, ojo, sin penas profundas ni tristeza insostenible. Por supuesto que la apatía que esto trajo consigo se tiró de cabeza en el blog y por eso decidí escribir cada vez menos. Luego, habiendo notado que algo no andaba bien, aposté por forzar un cambio y a partir de ello nació la idea de mudarme a otro blog: uno nuevo, con mi nombre y apellido como para reforzar la identidad que tenía dormitando. ¿Vieron cuando algo no tiene que ser y uno lo quiere meter a como de lugar? Bueno, así se gestó ese blog. Los detalles me los guardo pero lo que sí les puedo decir es que no habiendo visto la luz ya lo sentía ajeno. Siempre un palo en la rueda (más externo que propio) y cada vez más lejano, aún antes de tener la chance de hacerlo mío y abrazarlo, como pasó desde el día uno con Desde el Vestidor. 

En un año escribí 11 posteos, menos de un post por mes. Algunos los disfruté y otros salieron porque sí, para justificar la inversión de dinero y tiempo en un blog que tenía la tarea de hacerme reconectar conmigo misma. El diseño es moderno, está en Wordpress que es LA plataforma según muchos y tiene varias categorías como para que escriba de cualquier cosa pero, sin embargo, parece de otra persona. Sintiendo esto entraba cada tanto a chusmear Desde el Vestidor, con su diseño estático pero más vivo, con la simpleza de Blogger que además de ser intuitiva (es escribir, poner fotos y publicar) tiene un cierto encanto vintage; y con todos mis posteos, desde el primero en 2010 hasta el último anunciando, con bombos y platillos, este nuevo gran comienzo en mi vida digital.

Días atrás, motivada por la energía que mágicamente (!) suele regalar el comienzo de cada año, me puse a pensar qué hacer en general y decidí ponerme en movimiento. Ya pasó demasiado tiempo de decir "me merezco un poco de fiaca" y es el momento de activar. Tengo una lista de pendientes que no es demasiado compleja de realizar pero tiene muchos postergados. Con orgullo puedo decir que uno de ellos lo cumplí hace poco y otro, quizás dentro del TOP 3 de más importantes, lo estoy llevando a cabo al escribir este posteo y darme la bienvenida a este blog retro pero absolutamente mío. Le voy a dar una lavada de cara en el corto plazo (cambiar la bio, el texto de presentación, el diseño) pero acá me quedo a compartir todo lo que salga desde mi vestidor interno. 
Al final me fui para volver pero ¡qué gusto da volver a aquello que amamos!



PD: www.aninkatokos.com seguirá vivo por unos meses pero sin actividad (de tanto en tanto iré copiando esos posteos a este blog para que también sean parte de este espacio).