Algo me pasa últimamente: las revistas femeninas me aburren. Varios años atrás, esperaba cada comienzo de mes para arrasar con el kiosko de diarios y hacerme de un gran grupo de revistas. Las leía a todas: Cosmopolitan, Bazaar, OHLALÁ!, Elle, Para Ti, Susana, Sophia y alguna otra internacional en versión pocket. Con el tiempo empecé a informarme en blogs y páginas especializadas entonces las revistas dejaron de formar parte de mi vida, pero esta no fue la única razón: el contenido me resultaba aburrido y los temas siempre se repetían de una u otra forma.
En la actualidad sólo "compro" la revista OHLALÁ! y va entre comillas porque en realidad es la revista que elegí en mi suscripción de La Nación que armaba el combo para obtener la tarjeta Club La Nacion (que no uso nunca... ¡me olvido!).
Anoche estaba leyendo una de las notas de la revista y llegué a mi límite de tolerancia. El tema era llevarnos bien con nuestra menstruación y algunos consejos para no padecerla. Uno de ellos era devolverle a la Madre Tierra la fertilidad que ella nos daba y nos invitaban a verter nuestra sangre (!) en la tierra. Además de desagradable lo encontré demasiado fumado (no pude poner ningún eufemismo al respecto). Siento que esta revista viene en caída libre desde que comenzó a "palermitar" toda su información. Tanto el cool hunting como los lugares para visitar o las marcas para conocer, están en Palermo. Además todo se trata de la vida verde, andar en bicicleta, cultivar orégano y leer qué hace el "hombre sensible" del mes. En resumen: no me representa. Y de la mano de este sentimiento están todas las revistas locales que parecieran no dar con el target promedio de una mujer entre los 28 y los 40 años. Quizás las notas son interesantes pero la moda apunta a un tipo particular de mujer; quizás las recomendaciones de salidas y restaurantes pueden servir pero las notas no tienen ningún contenido que merezca ser difundido entre nuestras amigas.
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Parte de la nota en cuestión |
Yo no ando en bicicleta: viajo en subte, colectivo y taxi.
Yo no como siempre en Palermo: me muevo en mi barrio, en el shopping o apelo al delivery.
Yo no luzco como una modelo de 25 años ni uso una vincha de flores haciendo poses cool: tengo 36, un cuerpo promedio y si quiero verme bien apelo a unos tacos y a un peinado prolijo.
Yo no tomo batido de chía con espirulina, jengibre y hierbas de mi huerta: llego a casa cansada y me sirvo una copa de vino tinto o me preparo un Gancia batido.
Yo no como siempre en Palermo: me muevo en mi barrio, en el shopping o apelo al delivery.
Yo no luzco como una modelo de 25 años ni uso una vincha de flores haciendo poses cool: tengo 36, un cuerpo promedio y si quiero verme bien apelo a unos tacos y a un peinado prolijo.
Yo no tomo batido de chía con espirulina, jengibre y hierbas de mi huerta: llego a casa cansada y me sirvo una copa de vino tinto o me preparo un Gancia batido.
Con toda esta reflexión quiero, además de dejar por escrito mi punto de vista, saber qué piensan ustedes sobre el tema. ¿Vale la pena comprar revistas?, ¿hay alguna que sientan que les habla directamente a ustedes y no a un otro que no existe?
Un post distinto para esta mitad de semana. Espero sus opiniones.
¡Buen miércoles!